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martes, 3 de marzo de 2015

El fin de la Eternidad (The End of Eternity)

Isaac Asimov es, en mi humilde opinión, el mejor escritor de ciencia ficción que ha existido. La saga Fundación y sus historias sobre robots son conocidas por cualquier aficionado al genero. Sin embargo, El fin de la eternidad (The End of Eternity, 1955) es un libro que está a la altura de sus mejores novelas y no tiene la fama que se merece, a pesar de ser una de las mejores historias de viajes en el tiempo que he tenido la oportunidad de leer.

Como acostumbra el autor americano, el fondo de la novela tiene un gran fondo sociológico. En este caso nos encontramos con La Eternidad, una especie de organización encargada de controlar el comercio entre las distintas épocas de la historia de la humanidad, o eso cree la gente, porque en realidad lo que hace es modificar la historia a su antojo para intentar encontrar el equilibrio en todas las épocas.

Para ello lo que hacen es, tras minuciosos análisis, realizar pequeños cambios de realidad en instantes muy precisos (los Cambios Mínimos Necesarios, CMN) para provocar los cambios buscados (los Resultados Máximos Deseados, RMD). Estos cambios, tan pequeños como cambiar una lata de un sitio a otro, modifican el comportamiento de las sociedades futuras durante varios siglos debido al efecto mariposa. Estos cambios a veces son inmediatos en generaciones futuras y otros tardan más en extenderse a lo largo del tiempo, pero siempre consiguen sus objetivos, uno de los cuales es evitar que los humanos malgasten el tiempo en la exploración espacial. Veamos un poco lo que dice el libro sobre el tema

Los cambios no se producían siempre en el preciso instante de la Ejecución. Si los cálculos tenían un pequeño grado de error, podían pasar horas o días antes de que el Cambio se manifestase (contando, desde luego, en fisio-tiempo). Esto solo ocurría una vez descartados todos los posibles grados de libertad. Mientras existiera una posibilidad matemática de acontecimientos alternativos, el Cambio no se producía.

Cualquier alteración de la Realidad debe alcanzar cierta magnitud antes de que se efectúe un Cambio verdadero. Aun entonces, la Realidad tiene tendencia a regresar a su condición original. Por ejemplo, supongamos un Cambio aquí, en el Quinientos setenta y cinco. La Realidad cambiará con efectos progresivos hasta quizás el Seiscientos. Seguirá cambiando, pero con efecto decreciente, hasta quizás el Seiscientos cincuenta. Más allá la Realidad no resulta afectada. Todos sabemos que ocurre así, pero ¿alguno de nosotros conoce la causa? El razonamiento intuitivo nos sugiere que cualquier Cambio de la Realidad debe prolongar sus efectos sin límite a través de los Siglos, y, sin embargo, no sucede así.

Como una piedra arrojada a un estanque, la Ejecución fue extendiendo sus efectos y alcanzó el máximo en el Siglo 2481, a veinticinco Siglos de la Ejecución. La intensidad del Cambio de Realidad declinó a partir de aquel punto. Los teóricos decían que los efectos del Cambio se extendían hasta el infinito en el hipertiempo, sin llegar nunca a cero, pero que a cincuenta Siglos de distancia de la Ejecución, el Cambio se hacía demasiado pequeño para ser observado ni aun por los mejores Programadores, y que allí alcanzaba su límite práctico.

La Eternidad se creó en el siglo 27, tres siglos después de que el Campo Temporal fuese descubierto por Vikkor Mallansohn. La Eternidad no puede viajar a tiempos anteriores a este siglo de manera convencional, por lo que llama a esa época los Tiempos Primitivos, donde nada se puede cambiar. El futuro sin embargo es infinito, pero apenas se ha explorado más allá del siglo 70000, y lo poco que se sabe de ahí al siglo 150000 es que la humanidad ha desaparecido sin saber muy bien el motivo. A esta época la denominan los Siglos Ocultos.

A las personas que habitan en la Eternidad se les denomina Los Eternos, y están divididos en jerarquías. Por encima de todos está en Consejo Pantermporal, encargado de decidir los cambios que se realizaran en la historia para mejorar la existencia de la humanidad. Por debajo de este consejo hay varios rangos: Programadores, Analistas, Sociólogos, Observadores, y unos de los más respetados y temidos: los Ejecutores. Ellos son los encargados de ejecutar los CMN y de su pericia depende que la historia cambie a mejor. Sin embargo, que puedan modificar la vida de millones de personas a lo largo de siglos con un simple gesto hace que el resto de los Eternos les consideren personas frías y sin remordimientos.

Uno de estos ejecutores es Andrew Harlan, el protagonista del libro. Él, como todos los Eternos, ha pasado por cuatro fases: la Temporal, en la que tenía una vida normal en el tiempo normal, en el siglo 95; la fase de Aprendiz, en la que se inician en la Eternidad tras ser reclutados; la fase de Observador, donde visitan los siglos analizando cómo evolucionan las sociedades y como afectan los cambios producidos por los Ejecutores; y por último, la fase de Especialista, donde se especializó como Ejecutor.

A partir de ahí Adrew se mueve principalmente entre el siglo 575 ,donde es enviado para ser el ayudante de Laban Twissell, y el 482, su destino inicial y donde conoce a Noÿs Lambent. Curisosamente, aunque Adrew esté destinado al siglo 575 en ningún momento durante el libro va a la Realidad en ese siglo, a pesar de que sí que hace viajes a otras épocas para realizar su trabajo. Pero dejando atrás esa anécdota veamos la línea temporal que sigue el personaje principal (que no el libro, que empieza cuando llega al siglo 2456).

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Como se puede ver, he situado en primer lugar el universo de donde viene Noÿs, ya que desde allí pueden ver todos los universos, como explica al final del libro:

Ya te he dicho que existe un número infinito de cualquier subclase posible de Realidades. No importa cuán finamente ajustemos el foco de nuestra visión hacia una Realidad dada, lo que contemplamos siempre representa un número infinito de Realidades muy parecidas.

Desde allí su sociedad descubre la Eternidad y van a un punto donde podrán cambiarla.

Por otro lado tenemos una primera Eternidad, que es la que describe Cooper/Mallansohn en sus memorias, y que correspondería al ciclo anterior al que pertenece la trama del libro, ya que, como bien explica Twissell, el tiempo cuando existen los viajes temporales no deja de ser un circulo infinito que varía en función de las probabilidades que tiene de cambiar.

—Siempre existe la posibilidad de variaciones fortuitas. Con un número infinito de Realidades, no puede existir lo que llamamos determinismo. Supongamos que en la Realidad de Mallansohn, en el giro anterior del círculo... 
—¿El círculo gira indefinidamente? —preguntó Harlan con un resto de curiosidad que aún quedaba en su interior.
—¿Creyó que solo lo hacía dos veces? ¿Se figura que el dos es un número mágico? El círculo gira un número infinito de veces dentro de un fisio-tiempo finito. Lo mismo que se puede seguir pasando el lápiz un número infinito de veces sobre la circunferencia de un círculo, y sin embargo el área abarcada es finita. En los giros anteriores del círculo, usted no se había encontrado a sí mismo. Esta vez, la incertidumbre estadística de las cosas lo hizo posible.

Esa Eternidad afecta al Universo 2, donde vive Cooper inicialmente, y crea el Universo 3, al dejar en el Siglo 24 al futuro inventor de la Eternidad (en nuestro caso Eternidad 2). Esta Eternidad 2 es la que vivimos como lectores junto a Andrew Harlam y es la que modifica todos los universos posteriores. He tenido en cuenta que los cambios de universo se daban cuando se realizaban grandes cambios en la Realidad. Citando al protagonista del libro:

No era fácil explicar los microcambios causados por cada una de las interferencias con el Tiempo, los cuales podían alterar la vida de algunas personas sin efectos apreciables en el conjunto del Siglo. Hasta los Eternos olvidaban a veces la diferencia que existía entre los microcambios (con «c» minúscula) y los Cambios (con «C» mayúscula) que alteraban completamente la Realidad.

Así llegamos hasta el Universo 11, que se supone que es el que más se aproxima al estado básico de la Historia, o al circulo inicial que he citado anteriormente.

Hasta aquí una explicación de la trama del libro y de sus viajes en el tiempo. Sin embargo Asimov va mucho más allá de la narración de una historia original y perfectamente atada, sino que a lo largo del libro lanza grandes ideas sobre los viajes en el tiempo.

Veamos, lo primero de todo cómo afectan los cambios a las personas.
Ningún ser humano en el Tiempo pudo advertir que se hubiera producido un Cambio. La mente cambiaba al igual que la materia, y solo los Eternos permanecían en el exterior para ser testigos del Cambio.
Esto no se aplica necesariamente a los Eternos:
Mi escudo electrónico de protección me mantiene en el fisio-año, de modo que no puede afectarme ningún Cambio, ¿comprendes?

Esta idea alcanza su máximo sentido dramático en los últimos capítulos, cuando cada decisión que toman Twissell y Harlan para descubrir en qué siglo está Cooper pone en peligro su existencia. Si hacen una elección equivocada y no desaparecen, es que aún es posible salvar la Eternidad. En el momento en que tomen una decisión errónea e irrevocable, la Eternidad desaparecerá y ellos ni serán conscientes de ello.

Veamos ahora algunas curiosidades sobre la Eternidad y los viajes en el tiempo.

 En este momento ni usted ni yo tenemos materia, a pesar de las apariencias. Cien personas distintas podrían estar usando este aparato al mismo tiempo, moviéndose (si podemos llamarlo movimiento) a diversas velocidades en cada dirección del Tiempo y pasaríamos unos a través de los otros, sin darnos cuenta de nuestra mutua presencia.
En la Eternidad no existía el Tiempo tal como se le consideraba normalmente en el universo exterior, pero los organismos de los hombres envejecían y ésta era la inevitable medida del Tiempo, aun en ausencia de fenómenos físicos significativos. Fisiológicamente el Tiempo pasaba, y en un fisio-año en la Eternidad un hombre se hacía tan viejo como hubiera ocurrido durante un año ordinario en el Tiempo normal.
A continuación pongo un fragmento largo donde se discute el tan manido tema de las paradojas, de una manera muy clara. En él un personaje especula sobre su existencia:

Examinemos un caso más posible y más fácilmente analizado, y tomemos la situación de un hombre que en sus viajes a través del Tiempo llegase a encontrarse a sí mismo.(...)Veamos los cuatro casos que puede plantear tal situación. Llamemos A al hombre que llegó primero en el fisio-tiempo, y B al que llegó después. Primer caso, A y B no llegan a verse uno al otro, ni hacen nada que pueda afectar en forma significativa a cualquiera de los dos. En tal caso, en realidad no se han encontrado y podemos considerar la situación como trivial.»O bien B, el que llegó el último, puede ver a A mientras A no ve a B. Aquí tampoco pueden esperarse consecuencias serias. B, al ver A, lo ve en una posición y ocupado en actividades de las que ya tenía conocimiento. No, hay ninguna complicación nueva. La tercera y cuarta posibilidades consisten en que A vea a B, mientras B no ve a A, o que A y B se vean el uno al otro. En cada una de estas posibilidades, el punto crucial está en que A ha visto a B; el que el hombre del pasado se ha visto a sí mismo en el futuro. Fíjense en que así averigua que seguirá vivo hasta la edad aparente de B. Sabe que vivirá lo bastante para poder realizar la acción de que ha sido testigo. Un hombre que conozca su propio futuro, aunque sea en el más pequeño detalle, puede actuar con arreglo a tal seguridad y, por tanto, cambiar su propio porvenir. Se comprende que la Realidad debe cambiar para impedir que A y B se encuentren, o por lo menos para hacer imposible que A vea a B. Entonces, y dado que nada de lo sucedido en una Realidad que ha sufrido un Cambio tiene efectos posteriores, A nunca se ha encontrado con B. Igualmente, en cada una de las aparentes paradojas del viaje en el Tiempo, la Realidad siempre cambia por sí misma para evitar tales paradojas, y llegamos a la conclusión de que no existen paradojas en el viaje a través del Tiempo, y de que no pueden existir nunca.

Y por último otro comentario habitual respecto a los problemas del viaje en el tiempo debido al movimiento de los astros en el espacio.

No se puede separar el Tiempo del Espacio. Al movernos a través del Tiempo, compartimos los movimientos de la Tierra. ¿O acaso cree que un pájaro que vuela por el aire queda desamparado en el espacio porque la Tierra gira alrededor del Sol a una velocidad de treinta kilómetros por segundo?

Podría llenar así todo el blog ya que en cada página hay ideas muy interesantes sobre el tema. Si os gustan las historias de viajes en el tiempo, sin duda, es un libro imprescindible.


Método de viaje en el tiempo: A través de cabinas instaladas en la Eternidad
Número de viajeros principales: 1
Número de viajeros secundarios: 3
Velocidad del viaje: Casi Instantáneo
Universos paralelos: Sí, 11 en la Realidad y al menos 2 en la Eternidad
Universo inalterable: Los años ocultos son inalterables
Viajes al pasado: Sí
Viajes al futuro: Sí
Complejidad: 5/5